Al tener una relación de pareja nos encontramos dentro de un contexto en el que hallamos equilibrio y bienestar emocional. Eso ocurre cuando todo funciona correctamente. Aunque también puede acarrearnos malestares muy profundos junto con diversos conflictos. Por decirlo así, toda la relación íntima y cercana que nos aporta la pareja, puede ir en ambas direcciones.
No hay un determinante específico que arrastre a las parejas a la separación o al divorcio. Estos pueden ser muchos y no coincidir con los de otra ruptura. Lo que sí es un factor común, es que tanto la persona que decide romper la relación como la persona que es dejada, o incluso si es de mutuo acuerdo, van a pasar por el duelo emocional, lo que implica sufrimiento y tiempo de recuperación.
La terapia de pareja está enfocada a:
- Solventar los problemas que se han identificado y los que están emergiendo.
- Ayudar a solucionar las crisis que la pareja está atravesando.
- Resolver los déficits que hay en la comunicación.
- Retomar los lazos afectivos que los unió.
- Reavivar la llama que ambos tenían.
Todo ello, haciendo una evaluación del caso, para poder localizar el origen de los conflictos y la dinámica que suscita y alienta limitando a la pareja de obtener un equilibrio placentero.