Aproximadamente 1 de cada 100 personas padecen un trastorno dismórfico corporal, aunque habitualmente lo mantienen en secreto, por miedo a ser juzgados. Suele aparecer en la adolescencia, aunque afecta a cualquier edad por igual a hombres y a mujeres.
En general, a todos en algún momento nos invaden pensamientos de ida y vuelta, sobre algún defecto físico, pero no llegan a perturbar nuestra psique. Quien presenta un trastorno dismórfico corporal (TDC) tiene una preocupación constante por su apariencia, llegándole a afectar considerablemente en su vida.