Tras experimentar un episodio traumático, tu cerebro trata de protegerte entrando en “shock” por lo que puede darse o bien que experimentes una y otra vez todo lo que ocurrió, paso a paso. O, por el contrario, que tu mente consciente lo elimine de tus recuerdos, por lo que te hará pensar que no se han ocasionado secuelas. Esta última opción ocurre cuando el trauma es muy doloroso y nos es muy difícil soportarlo, por lo que se activa el mecanismo de disociación para protegerte del dolor, aunque esto no implica que, al no recordar, no se haya vivido el trauma.

Es habitual que las personas con trastorno del estrés postraumático, presenten síntomas varios meses o años después de vivir la experiencia traumática. Esto dificulta mucho su diagnóstico.

Quien presenta (TEPT) tiene altos síntomas en ansiedad, pensamientos ilógicos, irracionales, emociones intensas, todo ello relacionado con el suceso traumático y, sobre todo, mucho sentimiento de culpa e ira. Lo que hace que quien lo padece tenga una merma en su calidad de vida y vea su entorno como peligroso y, por tanto, tengan un miedo extremo a perder el control de su propia seguridad y entrar en contacto con un nuevo peligro o experiencia traumática.