Consejos prácticos y apoyo emocional para ayudar a una persona con depresión

La Organización Mundial de la Salud (OMS), nos indica que hay más de 300 millones de personas que padecen depresión en todo el mundo, llegando a ser uno de los trastornos mentales más frecuentes.

Educarse sobre la depresión

Ser conscientes de los trastornos mentales ayuda a integrarlos en la sociedad. Conocer sus síntomas y saber cómo afrontarlos, ayuda a reducir el estigma sobre los mismos. Además de poder brindar la ayuda necesaria a tu ser querido.

Reconocer los síntomas de la depresión

Los principales síntomas son variados:

  • Tristeza profunda
  • Irritabilidad
  • Sentimientos de inutilidad
  • Malestar y dolores físicos
  • Problemas de concentración, de atención y de memoria
  • Pérdida de interés en casi todas las actividades cotidianas

Fomentar la comunicación abierta

Una comunicación clara, ayudará tanto al paciente como a su entorno. Llegando a mitigar el dolor.

Brindar un espacio seguro y sin juicios

El paciente encontrará un espacio seguro en terapia, a través de una buena alianza terapéutica. Así el paciente tendrá un lugar donde abrirse sin temor a sentirse cuestionado.

Animar a hablar sobre sentimientos y emociones

El psicólogo tiene los recursos y habilidades para que el paciente pueda contar su historia personal y mostrar sus sentimientos y emociones dentro de un espacio seguro.

Practicar la escucha activa

En el transcurso del tratamiento el psicólogo mantendrá una escucha activa frente a su paciente. Dará las claves para que pueda seguir avanzando, enlazando detalles de la sesión actual junto con las anteriores.

Prestar atención y mostrar interés genuino

El paciente debe sentir que el psicólogo está presente, que le está prestando atención a todo lo que conlleva la sesión y que no solo escucha, sino que es partícipe durante la misma, dotando al paciente de las herramientas necesarias para que pueda resolver sus conductas-problemas.

Validar las emociones y experiencias de la persona

Cuando se toca un tema doloroso, las emociones florecen, al igual que cuando trabajamos los errores cognitivos, por lo que el paciente tiene que sentir la validación de sus emociones durante las sesiones.

Ofrecer apoyo emocional

No es agradable cursar depresión, por lo que los psicólogos sabemos que no es sencillo exponerse a trabajarla. Una vez iniciado el tratamiento, el psicólogo dará al paciente todo el apoyo emocional necesario para continuar aun cuando al paciente le parezca que no le quedan fuerzas para seguir luchando.

Ser comprensivo, empático y solidario

Se encontrará el ajuste necesario para validar al paciente. Comprendiendo que, a veces, no es fácil estar al otro lado de la silla, ajustándonos a su historia.

Evitar el juicio y la crítica

Una de las habilidades terapéuticas del psicólogo es ser imparcial. Teniendo en cuenta su neutralidad y que es un espacio seguro, en el que no encontraremos críticas o juicios.

Estar presente

Mostrar una escucha activa refuerza la alianza terapéutica, por lo que estar presente en el “aquí y ahora” por ambas partes aporta un gran componente al tratamiento.

Pasar tiempo de calidad juntos

Se sobreentiende que al cursar depresión son casi inexistentes los momentos de calidad. El psicólogo te guiará para solventar aquellas partes que no funcionan en ti. Además de ayudarte a que recuperes la ilusión por vivir y pasar tiempo de calidad.

Mostrar disponibilidad y apoyo incondicional

La depresión nos lleva a tener una visión de la vida muy negativa. Nos aislamos, y creemos que el mundo conspira contra nosotros. El psicólogo te ayudará a ver que no solo no es así, sino que dispones de gente que quiere ayudarte.

Fomentar la participación en actividades

Cuando se cursa una depresión, los hábitos saludables, la socialización o el ocio, se ven reducidos considerablemente. Una parte del tratamiento se dedicará a la recuperación e inclusión en actividades agradables.

Motivar a participar en actividades placenteras

Puede que el paciente no identifique qué actividades le resultan placenteras o cuáles se ajustan a su ritmo de vida. Puede que rehúya de hacerlas, pero el psicólogo le motivará a descubrirlas.

Adaptar las actividades a las capacidades y preferencias de la persona

Dependiendo de la etapa del tratamiento el paciente tendrá mayor o menor facilidad en realizar actividades. Sin olvidar que los psicofármacos también influyen. Por lo cual, se deben adaptar las actividades del paciente a sus gustos, sin olvidar su capacidad actual.

Ayudar con las tareas diarias

Ser consciente de que estás luchando contra la depresión te ayudará a entender que tu energía y motivación se ven afectadas. Lo que antes no suponía un gran esfuerzo, comienza a ser un gran obstáculo, como son las tareas diarias. Por tanto, pedir ayuda, o saber recibirla es una buena opción.

Ofrecer apoyo práctico en las responsabilidades diarias

Ajustar las responsabilidades a la nueva realidad, sin expectativas altas sobre las mismas. Es algo muy interesante para que la frustración no pase factura. Por lo cual, los convivientes del paciente y el mismo paciente han de tener en cuenta estos factores.

Aliviar parte de la carga y el estrés cotidiano

Es entendible que no puedas con lo que antes sí podías acometer. Comprender que con la depresión es bueno delegar para poder aliviar la carga y el estrés cotidiano. Cuenta con tu entorno, quieren verte bien. Trataran de ayudarte en todo lo que puedan. Al revés también lo harías, mostrarías empatía al respecto.

Promover un estilo de vida saludable

Dentro del tratamiento, el psicólogo te ayudará a que recuperes la vida cotidiana que llevabas antes de padecer depresión. Por tanto, juntos iréis viendo las conductas que son contraproducentes para ti y las que son más indicadas para llevar una vida más sana.

Incentivar hábitos saludables en la alimentación, el ejercicio y el sueño

Los hábitos saludables junto con establecer unas rutinas será un punto interesante a trabajar en las sesiones. Nos dará acceso a seguir profundizando a nivel cognitivo y con ello a tu recuperación.

Proporcionar apoyo en la adopción de rutinas saludables

Cuando comience la instauración de rutinas saludables, se tendrá en cuenta las posibles recaídas. Por lo que el psicólogo dará el apoyo y pautas necesarias para continuar con las mismas.

Animar la búsqueda de ayuda profesional

Como psicólogo, si es necesario trabajar de manera multidisciplinar con otros profesionales, te animará a que des el paso de buscar esa ayuda complementaria al tratamiento para poder seguir avanzando en el mismo.

Informar sobre la importancia de la atención médica y terapéutica

Como profesional del ámbito de la salud, es necesario ofrecer toda la psicoeducación que el paciente necesite para su recuperación. A su vez, dar pautas a sus familiares para saber manejar la situación.

Ofrecer apoyo en la búsqueda y acceso a profesionales de la salud mental

Cuando el paciente necesita ayuda de otro profesional, muchas veces no sabe cómo comenzar esa búsqueda. El psicólogo orientará al paciente en la búsqueda del mismo, teniendo en cuenta sus necesidades.

Cuidado personal del cuidador

El trastorno por depresión es largo y los familiares pueden llegar a descuidar su propio cuidado. Por lo que, desde las sesiones, se trabajará esta área.

Recordar la importancia de cuidar de sí mismo

Tener deteriorado el estado del ánimo, no es cuestión de un día, sino de una constante que se ha instaurado en tu vida. Haremos prevención junto a psicoeducación.

Buscar apoyo y asesoramiento para manejar el impacto emocional

Se pautarán revisiones anuales para prevenir posibles recaídas o saber manejar nuevas situaciones de alto impacto emocional.
Dentro de terapia se dará lugar a un entorno seguro, escucha activa, sin juicios, ni críticas, junto con un profesional que nos guiará para recuperarnos de la misma.

Puedes consultar más información sobre cómo entender y afrontar la depresión en nuestra guía integral.

Referencias
  • Organización Mundial de la Salud. (2001). Informe sobre la Salud en el Mundo 2001. Salud mental: Nuevos conocimientos, nuevas esperanzas. Ginebra: Organización Mundial de la Salud.

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